Reina de espadas, Tarot
Creo que es momento
de dejar de hablar de mí. ¿En qué pasillo
tan oscuro, flanqueado de tronos vacíos,
he permitido marchitar nuestros jardines
por dejarme arrastrar
por la locura?
Ahí estás, entre el silencio
y la herida abierta, aun así
serena sobre la brasa, aun así
siempre digna entre las nubes
deseando que escampe
pronto, sí, pronto,
para que el sol deslumbre en tu corona.
Debes de sentirte tan sola y perdida
como a quien le usurpan la ropa interior
en el tendedero o un caracol mellado
por demasiada mudanza y lucha
por su sueño.
Dentro de poco el cielo estará limpio,
sólo recordarás los tilos y volveré
—hablo de mí: lo sé, hablo de mí—
a reverdecer el amor en tu sonrisa
y tenderás, con ilusión de nuevo,
antes tu caricia que la espada.
Fernando López Guisado.
de dejar de hablar de mí. ¿En qué pasillo
tan oscuro, flanqueado de tronos vacíos,
he permitido marchitar nuestros jardines
por dejarme arrastrar
por la locura?
Ahí estás, entre el silencio
y la herida abierta, aun así
serena sobre la brasa, aun así
siempre digna entre las nubes
deseando que escampe
pronto, sí, pronto,
para que el sol deslumbre en tu corona.
Debes de sentirte tan sola y perdida
como a quien le usurpan la ropa interior
en el tendedero o un caracol mellado
por demasiada mudanza y lucha
por su sueño.
Dentro de poco el cielo estará limpio,
sólo recordarás los tilos y volveré
—hablo de mí: lo sé, hablo de mí—
a reverdecer el amor en tu sonrisa
y tenderás, con ilusión de nuevo,
antes tu caricia que la espada.
Fernando López Guisado.