Totum revolutum con palomitas

Tengo tubaritis y estoy bien jodido, da igual que tome corticoide mi vida es (aún más) una dura pugna por mantener el equilibrio mientras los sonidos se alternan entre crepitaciones internas, amortiguaciones cuasi submarinas y subidas de volumen al máximo sin previo aviso. Veremos como evoluciona.

La pantomima del bofetón macromachista del Príncipe de Bel Air contra el bully de la clase me parece, orquestada o no, algo feo y me sorprende que alguien pueda defenderlo pero hay gente que defiende la soberanía de la antigua Unión Soviética. Somos libres, tenemos derecho al respeto, pero también somos entidades sociales de una entelequia basada en pactos de convivencia. Sin importar lo profundo de dicha entelequia y el nivel de la misma (pareja, familia, amigos, compañeros, vecinos, conocidos, desconocidos) hay que respetar esos pactos para entendernos y recurrir a la violencia pública (por no hablar de los tacos) en unas figuras públicas internacionales en un momento de enorme audiencia me resulta especialmente bochornoso. Y absolutamente nada lo justifica ni siquiera el espectáculo.

En cuanto a lecturas, me estoy metiendo en vena un montón de cuentos de fantasmas victorianos y ensayos sobre el horror, el miedo, el asco... Y me ha dado por pensar en esa bonita frase canónica de Lovecraft que todos repetimos. "El mayor miedo es el miedo a lo desconocido". La verdad es que suena fantástica, poética, cuasi mística pero, sintiéndolo mucho por el maestro de Providence, lo que nos está tocando vivir en estos días (global y particularmente en lo que respecta), me demuestra que el miedo es aún más potente a lo conocido o, al menos, al escenario que consideramos plausible y lógico en cierta forma: bien sea un horror nuclear de una nueva guerra a gran escala, bien un mundo de precios insostenibles y su gran crack económico, bien que se nos acabe el aceite en el super para freír patatas, bien ser un cuarentón gordo repugnante para el género opuesto por lo general con una tubaritis que puede tardar un mes en pasarse. Los teóricos supuestos basados en algo conocido pueden resultar mucho más terroríficos que eso "desconocido": no tenemos miedo a caernos en medio del mar, tenemos miedo porque sabemos que a cualquier barco que tire mierda le rondan los tiburones y ahí estaremos en desventaja.







Sobre "palomitas" o películas que he visto. Pues hubo de todo esta semana. Desde clásicos recuperados que he vuelto a disfrutar con la mirada de niño con ese "Hombre Lobo" de Lon Chaney que recordaba enormemente inferior en calidad a otras de su tiempo y ahora me ha deslumbrado. También he hecho una nuevo incursión en el mundo de Harry Potter con "Los Crímenes de Grindewald" que no tiene ni de lejos la épica enternecedora de las aventuras del niño mago pero le gana en vestuario y estilo de actores. Consigue entretener, como le ocurre a "Uncharted" (insistió mi hijo y ahí que nos metimos), una aventura sin pies ni cabeza en la que no paran de pasar cosas pero, efectivamente, te mantiene distraído y hasta te saca la sonrisa. Eso quería mi chaval y no me aburrí, cosa por la que estaré agradecido. No me ocurrió con "Antlers" (soporífera, caótica, absurda, quiere ser una metáfora y no llega ni a metástasis. No obstante, mi descubrimiento de la semana ha sido la adaptación que hizo la BBC de "El guardavías" (tiene su tiempo, bastantate viejuna). Una absoluta delicia perfecta de ese canónico cuento de presagios funestos de Ultratumba que yo considero una de las mejores piezas de Dickens.

Y hasta aquí he llegado. No me apetece escribir más.

Hasta la próxima grabación y recordad que siempre hay algo bueno y malo en la Verdad: todo el mundo tiene una.

Buenas noches, Nueva Orleans.

El busto de Lovecraft...

El busto de Lovecraft...

Sígueme en Facebook

Translate/Traducir

Entradas populares

Un blog se alimenta...