Libros con gafas: "En compañía de fantasmas", Amyas Northcote. Diábolo Ediciones.
Siempre me han fascinado los autores que, con escasa producción, consiguen pasar a la historia de la literatura. Este es uno de los casos y, además, se suma a la fenomenología del libro desapercibido en su momento de publicación que, con el paso de los años, resucita para erigirse en clásico aunque sea, claro está, en el reducido estanque de un género de tibia estima como el terror y, más específicamente, el cuento de fantasmas "victoriano".
Debo admitir que ha envejecido bastante bien y, como siempre ocurre con cualquier obra con más de medio siglo, se debe abordar sin caer en el peligroso "presentismo" imperante que tiende a juzgar cualquier expresión artística según las costumbres estéticas y filosóficas contemporáneas: algo semejante a llamar idiota a Marco Polo por no llevar un GPS. Estamos ante un estilo que puede, en un principio, chocar hasta la sonrisa por su "naif" estructura narrativa, presentando a los personajes con expresiones tales como "la protagonista de nuestra historia" y su tendencia estructural a escorarse hacia la primera persona, rasgo usual del cuento de fantasmas, e incluso cambiar de voz narrativa ya sumergidos en el relato pero con la honestidad encomiable de avisar al lector de dicho cambio para conservar la coherencia en la arquitectura, generalmente con el recurso del juego de espejos narrativo en matrioshka de: "esta historia la pasó a alguien de confianza y ahora os la contaré como si me hubiera sucedido a mí".
Una vez te acostumbras, no sólo se lo aceptas sino que, posteriormente, te acomodas y disfrutas porque el conjunto resulta, en verdad, excelente.
Quizá al lector actual no le produzca verdadero terror (qué tristemente mal considerados están ya los monstruos clásicos, como el fantasma, comparados con los horrores actuales de extrema violencia y penurias sociales) pero esta recopilación continúa provocando una genuina y espeluznante incomodidad con relatos que bien podrían suceder en esta época de redes sociales e infoxicación visual porque el Más Allá sigue estando ahí con su poder de frontera universal y definitiva de "lo desconocido" como también le ocurre a "lo siniestro": ese concepto tan resultón que nos asalta en la pura cotidianidad de lo costumbrista y por sentado, aunque no necesariamente agradable, rompiendo la ilusión de que tenemos el control (aunque lo cedamos a jefes, políticos, banqueros...) de nuestras, aparentemente, rutinarias existencias repetitivas. Ahí se encuentra la senda para disfrutar al máximo de este clásico por derecho propio que, como la mayoría de obras de altura, resulta exigente con un lector, le implica, le requiere una mente abierta e incisiva, dejando migas de pan con sencillez efectiva pero sin ofrecérselo todo mascado y, como cualquier buena literatura, te transforma en dicho proceso.
En el caso particular de "En compañía de fantasmas" el viaje es gozoso y se disfruta por sus pequeñas dosis de humor inteligente, su estilo sencillo (que no simple) y su poderoso impacto emocional que no abandona eso pequeños miedos que nuestro niño interior continúa albergando por muy enterrado que se encuentre en nuestra sobria adultez moderna.
Una verdadera golosina, absolutamente desconocida en nuestras tierras salvo, quizá, por algún relato disperso en alguna antología como "Bricked Bottom", que ahora Diábolo nos ofrece en una edición magnífica de lujoso acabado con un gran prólogo y, además, con alguna ilustración y una excelente traducción.
Hasta la próxima narración y recordad que siempre hay algo bueno y malo en la Verdad: todo el mundo tiene una.
Buenas noches, Nueva Orleans.