Palomitas seriadas: Misa de Medianoches, de Mike Flanagan

 


Quizá cometa spoilers, pero me da lo mismo. Si de verdad algo de lo que diga no lo adivinas a los quince minutos de serie tú solito, necesitas leer un poco más y no me refiero a los clásicos (no lo intentes, te sobrepasan) sino a novelas populares de ese autor popular que a mi no me gusta.
 
Tampoco me gustan las series si no las veo en pareja pero con esta, tanto por la evidente referencia a uno de mis monstruos fetiche como por los trabajos anteriores del director, hice una excepción y me la he tragado entera como si me enfrentase a un largometraje que me deja pausas para ir al baño.
 
No es buena, ni mucho menos, aunque tampoco mala con avaricia, se queda en una especie de agua muerta que intenta contentar a todos y sólo servirá para dejar satisfechos a algunos fans de ese escritor popular a base de acumular imitaciones veladas de sus clichés: aunque sustituya al niño con poderes por la chiquita de la silla de ruedas y al negro protector por un musulmán protector. Eso les permite sobrevolar con pereza algunas diferencias doctrinarias y emular algo así como que se toman en serio una discusión más propia de un bar en el que cualquiera es teólogo y, como todo el mundo se sabe la Biblia al dedillo, cumplen con la necesidad de que el "terror" esté mezclado con la filosofía y los problemas contemporáneos para dárselas de género serio y no de simple entretenimiento evasivo. Hay que ser profundo, cultureta, hablar de cosas cotidianas...

Así que me sacan completamente de las pocas tramas que me interesan con esos esfuerzos de los problemas de la gente de a pie en un pueblo pesquero de un isla de la USA occidental, donde todo el mundo se conoce, y todos tienen graves problemas como ser el borracho del lugar, ser el borracho advenedizo, no ser cristiano, salir a pescar un rato, haber perdido y reencontrado un amor, que les roben el American Pie de la ventana mientras se enfría y cosas tan terribles de la existencia no esas menudencias de que les falte la comida en la mesa o que le den a su hijo un fusil con diez años y lo manden a la guerrilla, o que como hay muchas niñas en el país, la vendan como prostitutas... Eso son cosas de "la chusma" que no se toma un chocolate caliente frente al fuego de su humilde casa rural de cuatro plantas y buhardilla mientras sufre mucho porque vuelve a casa tras perder todo en Silicon Valley y reflexiona sobre el determinismo de la muerte o la fe, occidental, of course.
 
Y mientras tanto pues parece que van a pasar cosas de miedo pero no terminan de pasar, como en una de Antena 3.
 
Es como si se tratase de dos películas diferentes superpuestas, porque algunas cosas pasan y las que pide un servidor, no son las más frecuentes. Realmente la trama de vampiros la mayor parte del tiempo está de más por todos lados y, sobre todo, el vampiro central monstruoso, que no pinta nada allí, es el personaje más prescindible de todo este asunto.
 
Y es una pena porque ese lado de la historia cuenta con ecos muy interesantes que le dan un poco de giro a historias de ese escritor popular como "Salem´s Lot" y, si en vez de ponerse al festín de homo homine lupus y a terminar de forma casi ridícula en una suerte de rave de zombis conscientes, hubieran desarrollado un poco mejor toda esa parte, quedando el monstruo tranquilo en su cubil de Damasco como una figura oscura y nunca descrita, en vez de calzarle una casulla como quien se pone una abrigo en pelotas para bajar la basura, hubiera dado lugar a otra serie de lejos mucho más interesante y aterrado por el poder de la sugerencia.
Pero no, es una serie donde la gente habla de sus cosas occidentales americanas y, mientras tanto, hay rollos con vampiros.
 
Me ha decepcionado un poco pero, mira, he visto una serie sin pareja. Algo es algo, un pequeño triunfo. Y sólo le he dado al avance rápido con subtítulos unas quinca veces, eso es también importante. Hay películas que me las he visto así completas.
 
Gatillazo pero, como dicen en los yogures, siga buscando, que este director no es malo sólo que tenía demasiadas ganas de que un escritor muy popular le diera gracias por admirarle.
 
Oh, señor King, soy su mayor fan, me he leído todos sus libros, y me gustaría hacerle un homenaje más gordo que el último, con todos sus tópicos, incluidos los personajes inaguantables, en este caso será una monjilla con mala leche.
 
Eso sí, la prota está muy guapa, de verdad.

Hasta la próxima grabación y recordad que siempre hay algo bueno y malo en la Verdad: todo el mundo tiene una. 

Buenas noches, Nueva Orleans.


El busto de Lovecraft...

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