Libros con gafas: "Eerie archives. Volumen 1". Dark Horse Comics. Varios autores.


El primer volumen de Eerie Archives, publicado por Dark Horse, nos transporta a la época dorada del cómic de terror, una época que ha ido perdiéndose en la memoria de muchos, pero que ha dejado huellas profundas en el género. Eerie fue concebida como complemento de Creepy, pero no por ello se quedó a la sombra; más bien, creó su propio espacio, abrazando lo extraño, lo macabro y lo inesperado de formas que sorprenden aún hoy.

Recuerdo que hace años, cuando tuve un primer contacto con esta revista, mi impresión fue mucho menos favorable. Tal vez, porque no estaba preparado para el verdadero alcance de sus historias o porque los giros narrativos que tanto la caracterizan me resultaban algo ingenuos. Sin embargo, en esta relectura, lo que antes parecía predecible ha cobrado una nueva vida. Las historias no son simples artefactos del pasado: son testimonio del poder del cómic de horror en su máxima expresión. ¿Cómo no rendirse ante esa habilidad para convertir lo cotidiano en una pesadilla?

Uno de los relatos que destaca en este tomo es "The Manhunters", un cuento que revela la naturaleza más oscura del ser humano. Aquí, el terror no viene de criaturas fantásticas, sino de la ambición y crueldad inherente en quienes deciden convertirse en depredadores. Este tipo de narrativa sigue resonando con fuerza, pues confronta al lector con el monstruo que reside dentro de cada uno de nosotros.

Otro relato memorable es "The Swamp God Strikes!" de Steve Ditko, un verdadero maestro en la creación de atmósferas densas y opresivas. Aquí, el horror surge del mismo entorno: un pantano sofocante, donde la vida y la muerte se entrelazan en formas grotescas. Ditko, con su estilo inconfundible, sabe cómo llevar al lector a ese límite entre lo natural y lo antinatural, creando un espacio donde lo humano deja de serlo y el terror se convierte en una fuerza omnipresente.

Y por supuesto, no podemos dejar de mencionar a Frank Frazetta, cuyo arte es una explosión de dinamismo, violencia contenida y sensualidad inquietante. Sus portadas capturan a la perfección la esencia de Eerie: son promesas de horror y belleza en una misma imagen. Aunque algunas restauraciones no alcanzan el nivel que cabría esperar, el impacto visual de Frazetta sigue siendo brutal y fascinante, arrastrándonos a ese universo oscuro donde todo puede suceder.

El volumen también recoge historias como "Image of Blue Death" de Joe Orlando, donde lo sobrenatural y lo psicológico se entrelazan en un juego de espejos que refleja los miedos más profundos del ser humano. Orlando logra crear un relato en el que la realidad y la fantasía se confunden, y donde la verdadera pregunta no es si el horror existe, sino cómo sobrevivir a él cuando ya es parte de ti.

Uno de los grandes logros de Eerie fue su capacidad para tomar relatos aparentemente simples y dotarlos de un trasfondo mucho más oscuro y complejo. Los giros narrativos que hoy nos resultan tan familiares, en su época eran auténticas revelaciones, pequeños puñetazos a la lógica del lector que lo mantenían siempre alerta. Aunque muchos de esos finales sorprendentes pueden anticiparse hoy en día, esto no les resta mérito. Al contrario, nos recuerdan la habilidad de estos guionistas para mantener el interés y el suspense sin caer en lo gratuito o lo obvio.

El trabajo artístico en este primer volumen es simplemente impecable. La calidad de los ilustradores es indiscutible, y la atmósfera que logran crear en cada viñeta es uno de los grandes atractivos de este cómic. Las sombras, los contrastes y el uso de la luz hacen que cada página sea una experiencia visual que complementa y potencia la narrativa.

La edición de tapa blanda de Dark Horse es un acierto absoluto. No solo resulta más económica sino una excelente opción para iniciarse en este tipo de colecciones y lo suficientemente manejable como para disfrutarla en cualquier momento. Las historias aquí recopiladas, además, ofrecen un vistazo a una época en la que el cómic de terror no solo era popular, sino revolucionario en su forma de abordar el miedo y lo sobrenatural.

Este primer volumen de Eerie es más que una colección de relatos: es una puerta abierta al pasado, una invitación a descubrir o redescubrir el poder del cómic de horror en su forma más pura. Perfecto para cualquier aficionado al género, este tomo ofrece horas de lectura inquietante, ideal para esas noches de Halloween, con una bebida caliente en las manos y la certeza de que, al cerrar el libro, algo oscuro habrá despertado dentro de nosotros.

En resumen, un viaje nostálgico y perturbador a una época donde el cómic de terror no solo entretenía, sino que desafiaba. Cada historia, cada ilustración, nos invita a redescubrir el poder de lo macabro y lo extraño, recordándonos que, aunque los tiempos cambian, el miedo sigue siendo un compañero constante en nuestra imaginación.

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