Felicidades, Maestro.

 


Un año más aquí estamos los dos durante una super luna que maca el declive del mes estival. Tú, en tu tumba a miles de kilómetros en un lugar que me muero por visitar sólo para comerme un helado de vainilla en tu honor cerca de donde descansan tus restos y poder acariciar las letras grabadas en granito. El calor sofocante del Mediterráneo me derrite como ese helado y este año no, no te estoy traduciendo, sino escribiendo un libro sobre ti aunque cada vez hay más material, más referencias, menos tiempo. ¿Qué hago maestro? Hoy he leído el epitafio de un prisionera de la segunda guerra mundialafirmando que, si existía un Dios, debería pedirle perdón a él. Creo que todos nos sentimos así y sé, sin duda, que estoy siendo egoísta. Tengo unos hijos maravillosos, una buena familia, con sus cosas como todas, un trabajo que me gusta, buenos amigos, muchas cosas que escribir y estoy cerca del mar bajo una super luna azul, pensando en ti, Maestro. Preguntándome si, en realidad, tu xenofobia no era más que una expresión evidente de que la nuestra es la raza vil, consumida, parásita, desagradable, horrenda, en un universo de monstruos para los que somos unos entrometidos y no valemos nada. Nos salva el Amor, la esperanza... ¿Nos salva? O es solo un farol que nos indica el lugar para regresar aunque no haya nada tampoco ahí y nos adentraremos en una casa embrujada? Si amor, ¿Me volverán a acosar los monstruos o seré uno de ellos, o ni una cosa ni la otra? Aquí estamos, tu y yo. No ha sido un buen año, Maestro, alguas cosas han sido maravillosas,verdaderamente maravillosas,otras han sido horribles, y otras cosas no han salido muy bien o se pueden en la incertidumbre y tengo las sensación de no poder lidiar con tantos frentes al unísono, pero es 20 de agosto y quería desearte feliz cumpleaños. Quería mirar a la super luna y hacer un ritual de esos que no requieren nada, decretar, falsear, creerse que haces magia, de los cientos de gurús que en internet sueltan su basura para el alma desesperada y te animan a empoderar te y decretar el deseo hacia ese disco que nos acompaña por la fuerza de la gravedad pero que se supone cargado de fuerza mágica, dioses, poder cósmico y pensamientos positivos, todos aliandos y trabajando para que la vida te vaya de bolas si les pones algo de empeño y abres los brazos de los chackrak esotéricos energéticos pedantes para que puedas fluir con esa energía. Yo me planto ante la luna, abro los brazos y grito, pensando en el acoso recibido, pensando en las oscuridad cotidianas, en el miedo, en tantos frentes abiertos... Apago la luz, alzo los brazos para decretar mi hechizo, a la luna, al sofoco, al mar que escucho romper contra el espigón, a la electricidad que siento con ese supuesto poder, a los pinos y su aroma, a la yerbabuena y el azahar, a la mistela que está en un vaso a la espera de mis labios, incluso al teclado desde el que escribo... Apago las luces en esta noche clara de calma chica y sudor, de humanidad vencida, de debilidad de alma, de horror, de soledad profunda e inefable. Me concentro, imagino la magia fluir por mi cuerpo y grito: I AM PROVIDENCE!!!! Lo hago tres veces, y me quedo callado, atento a una respuesta, antes de apurar la mistela y coger de la nevera un helado de vainilla para abrir, mientras lo devoro y fumo, "Los gatos de Ulthar". Feliz cumpleaños, Maestro. Ayúdame a que este curso sea un poco menos azaroso y tenga mayores alegrías.

El busto de Lovecraft...

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