Espectros

Dependo de una máquina para dormir. 

Antes de ponerme la máscara, se despiertan los espectros y los miedos. 
Vienen para robarme las esperanzas y la sonrisa. 
Vienen para recordarme cómo todo lo que consigo con un esfuerzo titánico se desvanece en una sola torpeza, reacción, frase o pensamiento que, muchas veces, en un momento me inunda y me asfixia, me despoja de mis sueños aunque siga persiguiéndolos como un perro ciego. 

Los espectros me señalan y se ríen y yo simplemente me acurruco y deseo dormir y no despertar mientras me insultan, me escupen y lapidan. 

Y trato de no responderles sino recitar porque Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres, según las últimas estadísticas... y paso largas horas preguntándole a Dios por qué se pudre lentamente mi alma. 

Y no dejo de pensar que sin esa máquina debería llevar muchos años muerto en este nicho que soy yo mismo en el que hace más de cuarenta años que me pudro. 

El busto de Lovecraft...

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