Escribe y ama

Hace demasiado que no visito este blog. También porque creo que se merece un cambio de aires pero todos los cambios cuestan, dan miedo. Ahora me encuentro de nuevo luchando a veces contra el miedo y, supongo, que toda mi vida ha sido así. Por eso escribo poesía. Por eso escribo terror. 

Escribo monstruos para en monstruos no convertirnos.

Vivo esperando una llamada de teléfono. Una llamada que sé que no va a ocurrir porque esto no es un cuento de ciencia ficción ni una ensoñación de Borges. Espero descolgar y hablarme desde el futuro, un futuro que deseo, lleno de sueños. Pero ese hombre del futuro no puede hacer esa llamada, tengo que ser yo, ser él y, después, llamarme, comenzar el bucle como en las buenas películas de saltos temporales; a veces, ese hombre del futuro me posee y me convierto en quien voy a ser, en quien quiero ser, en quien soy feliz siendo. 

Otras lo pasó mal y toma el control el espectro irracional lleno de miedo que viene del pasado, el caminante nocturno, el niño mareado con cada giro vertiginoso y monstruo inesperado en el viejo tren fantasma del Parque de Atracciones de Madrid, ahora inexistente. Nunca pude subirme a ese tren sin miedo, sin angustia, quedó como mi gran asignatura pendiente. 

Salto de uno a otro hombre en ocasiones con un simple mensaje, un gesto, un silencio, un apretar de botón en la máquina de rayos X donde me pongo en el lugar del paciente. Pero estoy aquí, en el presente, metiendo la pata e intentándolo otra vez, como todo el mundo. Poniendo de mi parte para hacerlo mejor aunque a veces meta el pie en el pozo. 

El viernes pasado, en la piel del hombre del futuro, le aconsejaba a un joven amigo, un niño al que aprecio de verdad, que no se preocupase, que no tuviera miedo. Él, desarmándome, me contestó que no se podía preocupar ni tener miedo, porque ya lo estaba, ya lo tenía. Me vi tan reflejado que solo pude pensar en un consejo que recibí de un antiguo maestro: pues escribe. 

Sin un motivo, sin esperar nada a cambio. Escribe, sin pensar, sin desear una respuesta. Sin preocuparte si existe calidad en la forma de lo escrito. Escribe.

Escribe y ama. 

Escribe y ama, aunque tengas miedo. Porque amar es desear, por encima de todo, hacer feliz a quien lo merece a toda costa. Y eso ya tiene valor para abjurar el miedo.

Y aquí estoy, porque me doy cuenta que la vida me ha puesto en la tesitura en la que no hay diferencia ya para mí entre escribir y amar. Aunque este texto carezca de coherencia. 

Me lo ha dicho un hombre del futuro. Me lo ha enseñado un niño. 

Por eso voy a publicar esto sin revisarlo siquiera. Me da igual si aún seguís leyendo este blog. 

Sed felices. Hasta la próxima grabación y recordad que hay algo bueno y malo en la Verdad, todo el mundo tiene una. 

Buenas noches, Nueva Orleans. 

 





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