Presentación: «Cielo ceniza», Antonio Montero, Ediciones Vitruvio
Mi amigo era un conductor de taxi.
Yo, sin embargo, era el pasajero.
Cuando llegamos a cierto destino, que por cierto, no era el mío,
Paró el coche y me pidió hacer cuentas.
—No, esto no es un taxi,
Es la vida —quise hacerle ver.
Y cuando miró, sorprendido, alrededor,
Y vio que el volante no era un volante sino el mundo,
Y que las ruedas no eran ruedas sino el futuro
Y el destino,
Se frotó los ojos como quien despierta de un sueño profundo
Y me dijo:
—Creo que te conocía en otro tiempo diferente a este,
Pero ahora, hoy, sé que no te conozco.
De «Cielo ceniza», Antonio Montero.