Carta a Vincent Price

Señor Price, tengo un libro para usted, se llama «Rocío para Drácula».

Estoy seguro de que podría gustarle, a usted le encantaba la poesía, le encantaba la cocina, la risa, los viejos y nuevos relatos de terror. Supo interpretar a un malvado y un salvador como nadie. Usted conocía el perdón y el amor y el infinito de la redención en el océano del Mal. Usted es ese héroe que nunca me abandona porque pertenece a mi álbum de cromos mental de ídolos a los que jamás podría haber conocido y a los que, por tanto, puedo vestir con las cualidades míticas de los semidioses griegos.

Le pido, allá donde esté, que lea mi libro, pero que sólo lo lea y, si le conmueve, no me lo diga nunca, sonría entonces como el padre a su hijo cuando corrige sus errores y piensa que va por buen camino.

Gracias, señor Price, exquisito amigo para siempre.

Recordad que hay algo bueno y malo en la Verdad, todo el mundo tiene una.

Buenas noches, Nueva Orleans.