Reseñas: «Momentos de arena y hielo», de Elena Muñoz

Poderosa es la amistad que me una con Elena Muñoz, por lo que he dilatado esta reseña demasiado tiempo para conseguir una objetividad imprescindible en mi opinión. Pocas cosas quedan que no consiga en su carrera literaria, reciente pero brillante, y allá por verano, cuando ya estaba anunciada la aparición de su segunda novela de corte histórico detectivesca, se publicó en Editorial NeoPàtria su primer libro de poemas, estos «Momentos de arena y hielo».

El libro se subdivide en secciones que conforman su título y evocan diferentes emociones de los complejos meandros en los que a veces se encallan las relaciones humanas. Elena no pretende sino comunicar, expresar la perspectiva de su yo frente a un mundo que pocos comprenden como ella, desde una experiencia validada por años escuchando e interactuando con los otros. Es algo que consigue con mucha honestidad lírica, sencillez en las premisas y que alcanza instantes de verdadera lucidez arrebatadora y emotiva en poemas como «Los príncipes azules» donde tira por tierra esa idea del inexistente de hombre perfecto de cuento de hadas. 

Un concepto que, a mi parecer, vertebra todo el poemario. Somos presa de unos deseos idealizados (bien por herencia cultural, bien por neuras personales) que perseguimos a ciegas y que muchas veces nos provocan una enorme frustración: no representan más que un fantasma imposible que nos golpea con saña contra la realidad si es que alguna vez logramos conseguirlos. La moraleja poética implica la aceptación, no ya de dichas quimeras, sino de nosotros mismos en un ejercicio de autocrítica y saber estar en el mundo.  

En definitiva, querernos tal como somos y asumir que vivimos en una realidad imperfecta que sólo disfrutaremos cuando la aceptemos con cierta alegría y un poco de distancia, sin tomarnos la vida tan en serio. Porque Elena nunca olvida el humor (en ocasiones con un punto algo amargo) que, siempre, nos redime. 

Un buen libro de sombras y veladuras, no porque lo diga yo, porque anda que no he tardado en reseñarlo, sino porque se defiende muy bien solo, sin necesidad de nada más.  

El Night Stalker lo recomienda.

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